Relanzamiento del PAN: Más de lo mismo

La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, desestimó el relanzamiento del Partido Acción Nacional (PAN) al considerarlo una reedición de los mismos rostros, intereses y prácticas que han caracterizado a la oposición en las últimas décadas.

“En el mismo lugar y con la misma gente”, sentenció la mandataria durante su conferencia matutina al ser cuestionada por los medios sobre el evento panista.

Sheinbaum criticó la falta de sensibilidad política de los dirigentes blanquiazules, pues mientras miles de familias mexicanas enfrentan situaciones de emergencia y desamparo, el PAN decidió realizar un acto de relanzamiento partidista.

“Podrían haberse esperado 15 días hasta que la emergencia se levanta —dijo—. Eso habla de su visión, de su falta de sensibilidad y de su amor al pueblo”.

 
Más de lo mismo

El evento, celebrado con bombo y platillo por los principales cuadros del panismo, fue calificado por observadores como un intento de reposicionar al partido tras sus repetidos fracasos electorales. Sin embargo, el mensaje y los asistentes mostraron, según la propia presidenta, un regreso a la vieja política del privilegio, la simulación y el elitismo.

 
La lista de los “impresentables”

La presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, compartió en sus redes sociales una lista detallada de los asistentes al acto del PAN, evidenciando que en el supuesto “nuevo comienzo” del blanquiazul estaban los mismos personajes que han encabezado los episodios más cuestionables del régimen neoliberal.

Entre ellos destacan:

Claudio X. González, señalado como operador central de la oposición y financiador de campañas contra la Cuarta Transformación.
Jorge Romero, líder nacional panista, quien busca acercamientos con Movimiento Ciudadano para una eventual alianza política.
Ricardo Anaya, de regreso tras seis años fuera del país, protegido por su fuero como senador plurinominal.
Marko Cortés, también senador plurinominal y figura de los acuerdos internos más controvertidos del PAN.
A la reunión también acudieron José María Aznar, expresidente español conocido por su defensa del supremacismo europeo y las políticas conservadoras, y Enrique Krauze, historiador e ícono intelectual del conservadurismo mexicano, recordado por los contratos millonarios que obtuvo durante los gobiernos neoliberales.

Otros asistentes fueron Lorenzo Córdova, expresidente del INE, criticado por su parcialidad frente a la 4T, así como figuras de la vieja élite política como Margarita Zavala, Santiago Creel, Roberto Gil Zuarth y Germán Martínez.

 
Los gobernadores del bloque conservador

El encuentro panista también reunió a gobernadores identificados con la línea más dura del partido:
María Eugenia Campos (Chihuahua), Teresa Jiménez (Aguascalientes), Libia Dennise García (Guanajuato) y Mauricio Kuri (Querétaro), señalados en diversos informes por corrupción, enriquecimiento ilícito y falta de transparencia patrimonial.

La lista, difundida por Alcalde, incluyó además a Xóchitl Gálvez, Santiago Taboada y Mauricio Tabe, todos vinculados al llamado “Cártel Inmobiliario” que operó durante años en la Ciudad de México.

 
El regreso de la vieja derecha

A la cita también acudieron Guadalupe Acosta Naranjo, coordinador de Somos México, y Cecilia Soto, excandidata presidencial y colaboradora de esa plataforma. Para el oficialismo, la presencia de estos personajes confirma que el PAN no busca renovarse, sino reagrupar a los mismos sectores que durante décadas se beneficiaron del poder y del dinero público.

Alcalde acompañó su publicación con una pregunta contundente:

“¿Por qué hablamos de que al relanzamiento del PAN fueron los mismos impresentables de siempre?”

 
Un espejo del pasado

El intento de relanzamiento panista se presenta, en palabras de Sheinbaum, como un espejo del pasado: la política de las élites que no saben mirar al pueblo.

Mientras el país enfrenta retos sociales y emergencias naturales, el principal partido de oposición parece ocupado en revivir los pactos que lo llevaron al descrédito.

El evento del PAN —llamado por sus organizadores “un nuevo comienzo”— terminó dejando la impresión contraria: la confirmación de que el viejo régimen conserva los mismos rostros, los mismos intereses y la misma distancia con la gente.