Sucesión de AMLO con unidad, en la 4T

La lucha por recuperar la soberanía nacional lleva gestándose décadas, alcanzando su punto más alto en julio de 2018 con la victoria de Andrés Manuel López Obrador, quien -a partir de su toma de posesión- cambió la política del país, librando batallas para que México entre en una etapa de construcción de justicia social.

Las modificaciones no son rápidas por una simple razón: la oposición y la oligarquía económica también juegan en este episodio, se dan tres pasos y se regresan dos; se avanza pero no al ritmo que se quisiera, el Poder Judicial juega también un papel de dique a la transformación y ha dado golpes a iniciativas del Presidente.

Es por eso que la unidad del movimiento se vuelve clave para romper con las inercias del modelo neoliberal. El experimento de Coahuila salió mal, ir por separado no funciona si se quiere profundizar la transformación, pero sin renunciar a los ideales del obradorismo, no es ganar a toda costa sino ganar con la razón y con las propuestas.

Es de celebrar que Morena haya incluido a los aspirantes del Partido del Trabajo y del Partido Verde a la coordinación de la defensa de la Cuarta Transformación, aunque el único de estos que tiene una oportunidad real contra los morenistas es el del PT, porque les da su lugar en el juego, aunque la mano ganadora parece estar en Morena. La unidad es la apuesta ganadora.

Hacer firmar y leer el compromiso de respetar los resultados de la encuesta a todos los aspirantes puede dar la seguridad de que ninguno de ellos apostaría por romper con la 4T, esa traición dañaría al movimiento, pero sería un suicidio político personal para cualquiera de ellos pasarse a la oposición.

Los números para obtener la mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso de la Unión solo se pueden dar con la unidad de los partidos de la coalición Juntos Hacemos Historia, la única manera de que los cambios se aceleren es tener el carro completo en 2024: la presidencia de la república, ambas cámaras legislativas con mayoría que permita democratizar al Poder Judicial.

A estas alturas los prospectos presidenciales de la oposición son inofensivos, no hay una figura capaz de unificar a las bases del PRI, del PAN y del pequeño PRD, no hay forma de justificar ante sus simpatizantes que Acción Nacional -que surgió como oposición al Revolucionario Institucional- ahora se alíe con el acérrimo rival y viceversa.

En consecuencia, todo parece indicar que el próximo Presidente o Presidenta saldrá de la encuesta organizada por Morena, en tanto se mantenga la alianza y no ocurra ninguna sorpresa. Entonces toca a la sociedad definir si se apuesta por la transformación integral o se quiere ir lento, si se va por lo radical o por la tibieza.

Donde definitivamente habrá sorpresas positivas será en el gobierno de AMLO, que hará su cierre con la inauguración de las obras emblemáticas de su sexenio, será ésta la mayor catapulta para el ganador de la encuesta: un gobierno que entregará un país con finanzas sanas, con inversión en la erradicación de la pobreza, con una moneda fuerte, con menor deuda, más soberano y con un movimiento sólido y organizado en el que la mayoría confía.