Detrás

Me paraliza el sentimiento de saber que estoy lejos de las almas que perpetúan mi infelicidad, que revocan de mí todos los pensamientos negativos y malignos, llevan de mí hacia lo más normal de mi existencia.

Dejo ver muy pocas veces quién en realidad soy, quiénes en realidad me importan, sospechan que mi alma está errática, descarrilada, sin lugar en el mundo en el cual moriría por poder vivir, incluso quien me acompaña duda de mí, duda de si mostrarme o no la faceta irreal que llevo conmigo, temen de que ese lado animal explote y detone en algún momento, temen que esté lejos de su vida, pero temen que los lastime.

Sin importar nada más que continúe con mi rumbo y pueda encontrar la belleza espontánea de la banalidad y la delicadeza de las cosas en algunos. Pude observar que me encantaba y que aborrecía, pude observar que deseaba y que despreciaba, me parecían espectaculares las cosas que tenía tan lejos y cerca de mi, pude ver realmente qué es lo que necesitaba, aunque nunca lo sabré pues las cosas no sucederán así.

Tuve que ver cómo se perdía entre las lagunas de mis ojos aquello que deseé y pude llegar a encontrar fascinante, sin embargo lo tenía que dejar ir pues debía de seguir con la permanencia de lo profundo pero predecible, de lo común pero introspectivo, debía de seguir aquello que formé con amor y dejar el deseo y la obscuridad detrás.