
Donde el agua guarda secretos: mitos y tragedias de la Presa Santa Elena
Como en la imaginación de una mente dañada, el destino se divide en lapsos que siguen el casual ritmo del azar, mutando, sin nunca terminar.
Esta historia inicia con el ordinario fin de un matrimonio. Dos amigos que se unen en Sacramento: se desilusionan, se ofenden y se separan pocos años después.
Y el ciclo se repite giro tras giro, como una jugada de Póker.
Las cartas marcadas dibujan al padre como protagonista. Luego están la esposa y los hijos. Pero hay otras fichas claves, en un juego siempre las hay: una suegra, una cuñada y una herencia.
Esta vez, la suegra está por morir y en ese momento todos son buenos y se sienten dignos de recibir las dádivas. Pero no, el ciclo se ajusta una vez más.
Por una mala decisión de la mujer mayor las hermanas se aborrecen, el matrimonio se acaba y los hijos se dividen.
Inconscientemente, cada puñado de personajes estamos frente a una slot machine y jugamos a ganar o a perder. Somos dados y fichas lanzados al aire y un jugador sin rostro anuncia nuestro resultado final.
Y pasamos la mitad de nuestra vida apostando. Otro gran trecho lo desperdiciamos aprendiendo y esquivando el dolor, luego padeciendo y finalmente aceptando.
Este juego terminó en perder y cada vez que los dados se lanzaban al aire, una nueva disposición era dada a cada ficha, a cada personaje.
Al pasar de los años la clepsidra marca una nueva corrida, un jugador lanza los dados.
Cada pieza gira suspendida en el aire, muestra todas sus facetas y engranes: felicidad, salud, dinero… dolor.
Había ya un padre fracasado, una esposa sometida y unos hijos frágiles.
Los dados van cayendo uno a uno en una nueva posición sentenciando un nuevo destino para esta valiente familia:
La suegra ingrata invade el núcleo familiar metiendo cizaña y separando una vez más la familia; la esposa temerosa e incapaz de defender su posición y su prole, lo permite; la hermana Súcubo sin ningún valor ético, roba y destruye; el hombre infiel pierde la cabeza y despoja de protección a sus hijos abandonándolos y arrebatándoles dramáticamente a la madre. Ellos, expuestos a la crueldad e inmoralidad, conocen la vergüenza en su propio hogar, aprendiendo que la vida es un juego de azar y un día les tocará marcar el destino de otros.
Así, los personajes llegan de vuelta a ignorar lo que sucede y a salvar lo que queda para, al fin, aceptarlo y fingir el olvido, como en cada ciclo.
Ahora se lanzan de nuevo los dados.
¿Quién puede predecir cuándo nos tocará ganar?
Espacio Libre México
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