La marcha de los impostores

La reciente marcha de la "Generación Z" termino cómo se vaticinaba, dada su convocatoria de impostores, en un acto vomitivo de violencia y consignas tan misóginas, retrógradas y retorcidas, como llenas de odio.

Un odio que no caracteriza a la Generación Z de a deveras que se distingue por su apertura mental, su abrazo a las causas comunitarias, la inclusión y un abierto feminismo, una generación cuyas demandas se parecen más a las que el pueblo en general también tiene de su gobierno: justicia laboral (40 horas semanales y aumentos al salario), vivienda de interés social accesible para todos, un alto a la violencia del crimen organizado, la extorsión y la lucha contra la gentrificación.

Todas causas legítimas y de las que hipócritamente se cuelgan actores añejos de la política y la vida pública, entre los que se encuentran Vicente Fox -expresidente autor del fraude electoral del 2006 que impuso al carnicero Felipe Calderón, ambos coautores de la guerra contra el narco y la escalada de violencia que sufrimos aún hoy-, Claudio X. González promotor del PRIAN, de la fallida marea rosa, de la malograda defensa del anterior Poder Judicial y de la insípida campaña de Xóchitl Gálvez, también se asomó como promotor, el infumable deudor fiscal Ricardo Benjamín Salinas Pliego, que con sombrero incluido, lanzó arengas contra los "zurdos de mierda" y contra los "gobiernícolas" a los que critica sólo cuando no lo benefician con contratos y/o concesiones.

Un sector mínimo de incautos compró la idea de que había que manifestarse en contra de la violencia, montados todos en una campaña mediática artificial inflada con millones de bots, que a su vez usaron el triste y lamentable asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, para incitar a una marcha que en inicio se convocó como pacífica, pero pronto, la consigna se transformó en incendiar Palacio Nacional en una hipotética alusión a lo ocurrido en el lejano Nepal.

Toda la esperanza de la oposición partidista de derecha radica en un movimiento que, por la vía violenta, los ayude a regresar al poder, pero no para servir a quienes llama a marchar sino para servirse de ellos como históricamente han hecho tanto el PRI como el PAN; la idea es poner a los incautos como frente violento, pero los convocantes se esconden en su privilegio, no tocan el piso.

Las consignas más llamativas del 15 de noviembre orbitan en torno a causas de derecha, la intervención estadounidense, una señora diciendo en un inglés bastante mocho "Trump, come and help us", que se traduce como "Trump, ven a ayudarnos", inconsciente de que todas las intervenciones gringas acaban en desastre para los países invadidos; otro hecho trascendente fue la violenta pinta antisemita que se leía "puta judía", consigna misógina y racista contra la Presidenta de la República, todo eso perdido entre gritos contra el gobierno mexicano y llamados a la destitución de Claudia Sheinbaum.

Buscan obtener con violencia lo que no pueden obtener con votos, es mucho más fácil destruir que construir, la hoy oposición destruyó la paz en el país, la 4T ha venido construyéndola y, aunque es aún insuficiente y hay muchas demandas legítimas de justicia, no se puede juzgar con la misma severidad a quien provocó negligentemente el incendio nacional, que a quien intenta apagarlo.

Ya están convocando a la confrontación con los militares en el desfile cívico militar del 20 de Noviembre, las fuerzas armadas al mando de Claudia Sheinbaum y su gobierno deben andar con pies de plomo, porque los opositores son violentos y están azuzando al presidente naranja para que intervenga en nuestra patria, la soberanía es el ideal y se debe proteger de los conocidos vendepatrias de la marea rosa que se cuelgan de la Generación Z para volver a entregar el país a intereses extranjeros.