Morena ‘suma’ al verdugo del Ejido, Silerio Esparza

Uno de los ejes centrales del movimiento que representa la Cuarta transformación es la lucha contra el neoliberalismo depredador implantado por Carlos Salinas de Gortari -el padre de la desigualdad moderna, como lo llamó AMLO- que devastó a México, pauperizó a millones de familias mexicanas, hipotecó al país, pulverizó los bienes nacionales e hizo de los derechos simples mercancías sometidas al lucro del mercado.

Entre el desmantelamiento de la Nación que produjo la oscura noche del salinismo se encuentra la privatización del Ejido con la reforma constitucional al artículo 27 aprobada el 3 de enero de 1992, misma que pulverizó una de las grandes luchas y conquistas de la Revolución Mexicana: el reparto agrario.

Este episodio oscuro de la historia de México tuvo como cómplice central de Salinas de Gortari a un personaje llamado Maximiliano Silerio Esparza, en ese entonces líder de la llamada Confederación Nacional Campesina (CNC), el brazo campesino del otrora omnipotente Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Silerio Esparza se doblegó con docilidad a Salinas para que los legisladores federales cenecistas votaran a favor de la privatización del Ejido a través de la reforma constitucional, a cambio de convertirlo en candidato a la gubernatura del estado de Durango en ese mismo año de 1992, concretándose así la más grande traición al agrarismo mexicano que fue la columna vertebral de la Revolución Mexicana y la exigencia central encarnada en el ideario de Emiliano Zapata de ‘La tierra es de quien la trabaja’.

Hoy, el movimiento que fundó Andrés Manuel López Obrador con el apoyo de las fuerzas progresistas para transformar nuestro país y acabar con ese modelo depredador llamado neoliberalismo, recibe en su seno al cómplice del salinismo y gran traidor de los campesinos de México, a Maximiliano Silerio Esparza y a su familia.

En días pasados este personaje de lo que queda de los viejos dinosaurios del PRI, se sumó a la campaña del candidato a la alcaldía de Durango capital por Morena, José Ramón Enríquez Herrera y en una grotesca comida que le ofreció en su rancho ‘Las Aguilas’ le levantó la mano al morenista.

Este triste y lamentable espectáculo contó con el aval de las dirigencias estatal y nacional de Morena, que no repararon en absoluto para pronunciarse en contra de esta intromisión de tan desprestigiado personaje de la historia de Durango y México en las filas de un movimiento que se supone es la antítesis del modelo que es personificado por exponentes como Silerio Esparza.

Este hecho representa la expresión de un cauce en el que lamentablemente se ha orientado a Morena: la pérdida de sus principios e ideales que le dieron origen y que la militancia auténtica y simpatizantes en todos los rincones del país han lanzado una llamada de alerta para reencausar el rumbo, so pena de ser el momento actual el inicio de su final anticipado y traicionar así el gran proceso de transformación en curso iniciado por Andrés Manuel López Obrador.

Esta ‘suma’ de Silerio Esparza, es mostrada públicamente con orgullo por parte de un candidato -Enríquez Herrera- que denota con ello la ausencia total de identidad, causas e ideario acorde al movimiento; prueba de ello es que arrastra un peregrinar en virtualmente la mayoría de las expresiones político-partidistas: PRI, en el extinto PRD, Movimiento Ciudadano, en el PAN y a hora en Morena, por lo que es conocido con el mote de ‘Chapulín’ mayor.