Sheinbaum desnuda a Salinas Pliego

El magnate Ricardo Salinas Pliego amenazó con demandar a la presidenta Claudia Sheinbaum en México y en Estados Unidos por supuesta difamación. Pero la jugada le salió al revés: la mandataria volteó el tablero y lo exhibió frente al país entero.

En la mañanera, Sheinbaum no solo cuestionó la absurda idea de llevar un litigio de mexicanos a tribunales extranjeros, sino que puso sobre la mesa los episodios más oscuros en la historia del empresario:

“¿Por qué me va a demandar en Estados Unidos? [...] Les voy a dejar una tarea: ¿Por qué no se investiga cómo compró la televisora? ¿Cuánto fue beneficiado con el Fobaproa? ¿Quién lo demandó para que regresara el dinero por la compra de la televisora? ¿Cómo tiene ADN 40? ¿Cómo adquirió acciones de Mexicana? Solo son preguntas, para que también se conozca”.

El millonario que vive del erario
La respuesta de la presidenta reaviva un expediente incómodo: el rescate bancario del Fobaproa, que en los años noventa convirtió deudas privadas en deuda pública. Entre los beneficiados estuvo Salinas Pliego, quien con ese salvavidas consolidó su fortuna y expandió su emporio mediático.

Lejos de ser perseguido, el empresario no solo conservó TV Azteca, sino que multiplicó sus negocios con concesiones estatales y beneficios fiscales. Hoy, mientras mantiene una deuda con el SAT estimada en 74 mil millones de pesos, intenta victimizarse alegando persecución política.

Televisión y difamación a sueldo
Sheinbaum también desenmascaró lo que muchos mexicanos ven a diario: la campaña de difamación permanente desde TV Azteca y ADN 40 contra el gobierno y la 4T.
Mientras acusa al Ejecutivo de calumniarlo, el multimillonario usa su cadena televisiva y sus redes sociales como cañones de guerra para golpear a la Presidencia.

La mandataria fue tajante: la pregunta no es si ella lo difama, sino quién lleva años difamando desde la pantalla y lucrando con el dinero del pueblo.

El choque que apenas comienza
La confrontación entre la primera presidenta de México y uno de los hombres más ricos del país no es un pleito personal: es la radiografía de una élite empresarial acostumbrada a vivir del erario, blindada por el poder mediático, que ahora se siente acorralada.

Al dejar en manos de periodistas, investigadores y de la opinión pública la “tarea” de revisar la historia financiera y política de Salinas Pliego, Sheinbaum abrió la puerta a una revisión histórica: ¿cómo se construyó realmente el imperio del “tiburón” que hoy amenaza con tribunales extranjeros para callar a un gobierno electo por el pueblo?

El mensaje fue claro: las deudas y los privilegios no se borran con demandas, y mucho menos con amenazas.