Salinas Pliego reaccionó con ofensas

Ricardo Salinas Pliego volvió a hacer lo que mejor sabe: insultar al pueblo de México y victimizarse cuando se le pide que cumpla con la ley. Molesto porque debe pagar miles de millones en impuestos al fisco, el empresario reaccionó con ofensas —“chairos”, “hijos de p…”— y se autoproclamó “de ultraderecha”.

La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no tardó en llegar. Serenidad, historia y claridad política contra el berrinche del poder económico:

“A lo mejor lo hace porque no quiere pagar los impuestos, no lo sé, pero ahora él está enarbolando una posición política. Y sí vamos a platicar aquí qué quiere decir ser de ultraderecha”, afirmó la mandataria en su conferencia matutina.

 
“La ultraderecha defiende el autoritarismo, no la libertad”

Sheinbaum desmontó, punto por punto, la farsa ideológica del magnate televisivo.

“La ultraderecha lo que defiende es el autoritarismo. Defiende libertades, sí, pero sólo las del mercado. No tiene nada que ver con la democracia ni con el pueblo.”

La Presidenta fue más allá, recordando que en el mundo la ultraderecha ha sido semilla del fascismo:

“Tiene como base el clasismo, la discriminación, el racismo… incluso llevado al extremo de eliminar a todo aquel que no se considera parte de una supuesta raza superior.”

Con ese contexto, Sheinbaum contrastó las raíces democráticas de México: la historia liberal, el triunfo de Juárez sobre el conservadurismo, la Revolución Mexicana y la Constitución de 1917 como pilares de una patria soberana y justa.

 
“Que debe impuestos, que pague. Punto.”

Más allá del discurso político, la presidenta fue tajante sobre el fondo del asunto:

“Que debe impuestos, que pague. Lo que dice la ley, eso tiene que pagar. Punto.”

Recordó que el caso viene arrastrándose desde 2008, entre amparos y litigios promovidos por el empresario para evitar pagar lo que corresponde al pueblo de México.

Y subrayó: “Eso le corresponde a la Corte y la Ley. Lo otro es un debate político que sí debemos dar, sobre todo para que los jóvenes entiendan qué es la ultraderecha y qué representa en la historia del país.”

 
La ultraderecha de siempre: clasista, racista y antidemocrática

En su análisis, Sheinbaum propuso abrir un debate público sobre el significado real de la ultraderecha y sus implicaciones históricas:

En México, dijo, la lucha entre liberales y conservadores la ganó el pueblo.
Benito Juárez separó la Iglesia del Estado y defendió la soberanía nacional.
La Revolución Mexicana reivindicó la justicia social frente al poder oligárquico.
La Constitución de 1917 plasmó derechos, libertades y justicia para todos.
Todo lo contrario a lo que hoy promueven los “nuevos conservadores” del dinero fácil: un país sometido al mercado, sin derechos laborales, sin igualdad y sin memoria.

 
Entre el humanismo y la arrogancia

En tiempos donde algunos magnates se sienten por encima de la ley, la Presidenta Sheinbaum reivindica la política como defensa del pueblo, no como refugio de privilegios.
Su mensaje fue claro: la transformación también implica romper con el poder económico que durante décadas creyó que México era su hacienda.

“Es un tema político que no tiene nada que ver con el humanismo, ni con el pueblo, ni con nuestra historia. Por eso es importante abrir este debate”, subrayó.

 
La historia vuelve a repetirse

La batalla entre liberales y conservadores no ha terminado: de un lado, quienes defienden la justicia social, la democracia y la soberanía; del otro, los que insultan al pueblo y evaden sus obligaciones.

Hoy, como en tiempos de Juárez y Madero, la línea está trazada.
Y la voz de la Presidenta retumba con claridad histórica:

“México no tiene emperadores, ni amos, ni dueños. Tiene pueblo. Y el pueblo ya decidió de qué lado de la historia quiere estar.”