
Donde el agua guarda secretos: mitos y tragedias de la Presa Santa Elena
Veo enojo en sus rostros por unas cuantas piedras, veo molestia porque no se quedan intactos los muros de una ciudad. Eso es hipocresía, hipocresía a su máximo esplendor, una ciudad que dicen que sus muros son historia, historia que ni siquiera saben cuál es la realidad, muros llenos de sangre derramada de miles de mujeres a quienes las esperaba una madre, hermano, padre, novio. Llenos de sangre de inocentes, lleno de paredes que no hablan, pero escuchan los miles de gritos de mujeres, gritos que pedían piedad y un poco de paz.
Si pintar paredes te parece vandalismo, pero que maten mujeres te da lo mismo, estás en el camino incorrecto, una piedra no vale más que una vida, la vida construye esas piedras, tal vez deberías de saber que si no ves el problema tú seas parte de él, no existe algo más que apoyar y respaldar a quien más lo necesita, esto es parte de un cambio, no de un vandalismo
Cambio es lo que queremos ver, no displicencia por la vida de una persona, no cobardía ante problemas tan evidentes, no altanería defendiendo un monumento.
Empatía es lo que hace falta y mientras haya madres o padres sin una de sus hijas harán falta monumentos para destruir.
Espacio Libre México
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