Jesús Marín, el impoluto

Jesús Marín el impoluto, lanza una serie de ataques contra la prensa duranguense acusándola de los peores problemas que padece nuestra sociedad.
Si tal es su percepción que se ponga a hacer lo que no le gusta y demuestre que tiene elementos para atacar, no sólo a la prensa sino los actores causantes de la situación de rezago.
Pero es más fácil llamar a la prensa chayotera, este sujeto cuando ya no quería vivir porque su conciencia no lo dejó partir en paz, que especula, Jesús Marín el espe-culero debería enfocarse a atender los problemas sociales como los suicidios, los feminicidios y el narcotráfico.
Que demuestre que puede hacer lo que reclama.
Porque como dijo Salvador Díaz Mirón, “Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan y mi plumaje es de esos”.
Me han corrido de cuatro medios de comunicación por criticar a los funcionarios duranguenses.
Dice que traficamos con influencia. Mi hija mayor se graduó con 9.7 del Instituto Tecnológico de Durango, fue directora del Tecnológico de Vicente Guerrero. Actualmente tiene que presentar exámenes cada cuatro años para mantener su plaza en un bachillerato.
Hace tres años presentó ese examen nacional y quedó en segundo lugar nacional, pudiendo escoger el bachillerato que quisiera en todo el país dentro de dos años tendrá que volver a presentar examen para continuar con su plaza. Mi hija habla inglés a la perfección, actualmente está haciendo una maestría.
Mi segundo hijo es ingeniero en Sistemas Computacionales con Maestría en Computación por el Tecnológico de Monterrey. Trabaja para una empresa trasnacional los siete días de la semana y da servicio a la empresa en distintos países desde la Indía, México, Estados Unidos entre otros y ovio habla perfectamente el inglés.
Mi tercera hija es doctora en Medicina y trabaja para una empresa refresquera en Durango.
Jesús Marín el impoluto, ¿dónde está el tráfico de influencias? Hablas nomás porque tienes boca. Antes de hablar de los periodistas lávate la boca. Antes de escribir lee el artículo sexto de la Constitución, donde se establece que “el Estado debe garantizar el derecho a la información”.
Hay un caso emblemático: el gobierno de Felipe Calderón le quitó a la revista Proceso la publicidad del Seguro Social y la Secretaría de la Reforma Agraria; la revista se amparó y obligaron a las dos dependencias a reanudar con la publicación que les habían quitado.