
Una historia de fantasmas, sin fantasmas
Tengo el ímpetu medio lento, no me enojo, pero tampoco me alegro. Tengo un sinfín de problemas qué resolver, pero me angustia más el dejar de lado mi cansancio y empezar a trabajar, no vaya ser que se me vaya a acumular el descansar. Empiezo algo por el final para cuando apenas estoy empezando dejarlo de lado y pensar -qué más da-, no tiene sentido el verme feliz en un espejo y llorar frente a la sombra del mismo.
Dudo de todo, pero estoy seguro de que no sé quién soy, gasto para poder ahorrar y aun así me van gastos de sin medida. Me veo a veces ante la penosa necesidad de pedir perdón por no saber cómo recibir un insulto mal logrado, me dicen que vaya a donde creo que tengo que llegar, pero sin embargo esta dualidad de no saber si pertenezco aquí o haya, que me aburre lo interesante y me interesa lo aburrido, que me muero de ganas por vivir, pero ni siquiera sé si estoy con quien debería de estar o si me corresponde el amor tan odioso que me toca dar y recibir.
En fin creo que simplemente no es tan sencillo en sí, solo espero no tener que esperar, porque me impacienta tener paciencia.
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