
Una historia de fantasmas, sin fantasmas
Cómo es que te perdí, te vi lejos y pensé que estarías mejor, soñé que lograrías tu sueño. Prometiste traerme unos “dolaritos”, mucha gente me hacía rica, pensando que iba a irme de aquí cuando tú llegaras allá.
Ahora nada más me quedé sola sin bendición, “mijo” te extraña, pensar que todo era para mejorar, pensaba que nadie me iba decir que estuve mal, pero esos mendigos policías no tardaron en llegar, todos “agringados” pensando que yo les iba a hacer algo o que de una enfermedad rara los iba a contagiar.
Me decían con el poco español que sabían que te moriste, ni siquiera el sentido pésame, me entregaron los tres harapos que te llevaste y me pidieron que firmara algo, que porque disque rompiste leyes, y como no sé leer muy bien firmé.
Me dijeron que ellos no se harían responsable de lo que te hicieron, y para acabarla de amolar doña Juanita solo me anda juzgue y juzgue, y al final nada más vino un politicucho vestido de verde que disque su nueva ley, pero ni le importé, solo se tomó una foto y se fue.
Y no te pude ni llorar pues tengo que trabajar día y noche para trabajar, pues desde que te fuiste he batallado más.
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Ah, pero la mentira…