Así de vil es la derecha

Su doble moral: pensiones doradas ilegales para unos, migajas para el pueblo

Nacional14/12/2025Jesús Francisco SánchezJesús Francisco Sánchez
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En México, la derecha no solo perdió el rumbo moral; lo cambió por conveniencia. Hoy se desgarra las vestiduras para defender una pensión ilegal de 125 mil pesos mensuales que recibe Amparo Casar, mientras ataca con furia clasista la Pensión del Bienestar para Adultos Mayores, un derecho constitucional que apenas garantiza lo mínimo para vivir con dignidad.

El contraste no puede ser más obsceno. Para ellos, una transferencia modesta que llega a millones de adultos mayores “rompe al país”, “fomenta la flojera” o es “populismo electoral”. Pero una pensión privilegiada, heredada del viejo régimen, sin sustento legal ni justificación social, merece toda su defensa mediática y política. Ahí no hay escándalo, ahí hay “derechos adquiridos”.

Esta hipocresía tiene nombres y apellidos.

Vicente Fox, el expresidente que convirtió Los Pinos en una oficina de negocios familiares, guarda silencio cómplice ante los privilegios de su clase, pero jamás pierde oportunidad para descalificar los apoyos al pueblo.
Xóchitl Gálvez, que presume origen popular, hoy repite el discurso elitista que desprecia la política social y criminaliza a quien menos tiene.
Carlos Loret de Mola, Héctor Aguilar Camín y Claudio X. González operan desde trincheras mediáticas y empresariales donde toda revisión a la corrupción del pasado es rebautizada como “persecución política”, pero nunca como lo que es: rendición de cuentas.

Para ellos, investigar pensiones ilegales, fideicomisos opacos o contratos inflados es “autoritarismo”. En cambio, mantener intactos los privilegios de una minoría es “defender la democracia”. Así funciona su narrativa: corrupción cuando les quitan, justicia cuando les dan.

La defensa de la pensión de Amparo Casar no es un hecho aislado; es el símbolo de un régimen que se resiste a morir. Un régimen donde unos cuantos vivían del erario sin pudor, mientras millones envejecían en el abandono. La Pensión del Bienestar vino a romper ese pacto de impunidad y por eso la odian: porque democratiza lo que antes era exclusivo.

No les molesta el gasto público; les molesta quién lo recibe. No les indigna la ilegalidad; les incomoda que ya no sea intocable. Por eso gritan, editorializan y victimizan a los suyos. Porque saben que, por primera vez en décadas, el país dejó de mirar hacia arriba para repartir privilegios y empezó a mirar hacia abajo para hacer justicia.

La derecha mexicana no defiende la ley, defiende sus rentas. No defiende la democracia, defiende sus negocios. Y cuando el pueblo exige cuentas, ellos responden con el viejo truco de siempre: llamar persecución política a lo que siempre fue corrupción.

 

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