PALESTINA Y YEMEN SACUDEN Y DESNUDAN AL IMPERIO

La esperanza es la capacidad del alma para atravesar un paisaje desolador y aún lograr ver la belleza en el horizonte. Raja Shehadeh 

En el contexto de un imperio cuya evidente decadencia lo empuja a las acciones cada vez más viles y violentas contra todo lo que perciba como amenaza, los últimos ataques de la admirable y valerosa resistencia yemení representada por Ansarallah, aparejados con las acciones de Hamas, los insurgentes palestinos cuyo origen es la rebeldía contra casi un siglo de crueldad y genocidio, han dejado al desnudo el mito de la invincibilidad del imperio y su base militar en Medio Oriente, artificialmente denominada “el Estado de Israel”, además de hacer prístinamente claro que los billones de dólares retirados de los programas de bienestar social y destinados a engordar los bolsillos del buitresco complejo militar industrial, Silicon Valley y las corporaciones petroleras, jamás garantizarán seguridad y protección ni a norteamericanos ni a israelíes.

La sempiterna arrogancia y excepcionalismo reforzados durante la Guerra Fría en que los Estados Unidos (más bien, USA Corporation) gozaron de una hegemonía que parecía eterna e invencible, se han visto sacudidos y resquebrajados tras los contínuos ataques que tanto Ansarallah como Hamas y otras brigadas del Eje de la Resistencia han llevado a cabo contra ese genocida y brutal enclave militar creado en 1948 primero para servir a los intereses del muy debilitado imperio británico y, posteriormente los de su hijo bastardo en el continente americano, los Estados Unidos. Es decir, contrario a la propaganda mentirosa, Israel jamás ha sido un país sino una base militar incrustada en suelo palestino para asegurarle a USA Corporation y sus pares en Reino Unido y Europa, principalmente, las ingentes riquezas existentes en Palestina, particularmente la Franja de Gaza. Estamos hablando de un inmenso yacimiento de gas, petróleo y minerales tan imprescindibles para la producción de aparatos y sistemas de inteligencia artificial como el litio y el cobalto.  Esta es en realidad la verdadera razón detrás de la depravada intención de aniquilar a todo un pueblo que como el palestino ha dado un luminoso ejemplo de dignidad, resistencia y amor por su patria al mundo entero. También ha inspirado acciones de solidaridad impresionantes como la del hermano pueblo yemení y su grupo insurgente también conocido como los “huties”, que pese a tratarse de una de las naciones más pobres y atacadas del mundo, han sido capaces de expulsar del Mar Rojo a los portaaviones gringos y a toda embarcación que tenga que ver con Israel, Gran Bretaña y claro, USA Corporation, además de llevar a cabo ataques devastadores contra Israel, especialmente en su capital Tel Aviv.

Esta increíble y, hasta hace poco tiempo, inconcebible hazaña de Ansarallah no sólo ha representado un valiosísimo apoyo a la extraordinaria resistencia de Hamas y otras brigadas insurgentes, sino que también ha enviado un esclarecedor mensaje a las cada vez menos adormecidas sociedades en América, el Continente, y Europa sobre la enorme hipocresía de sus respectivos gobiernos encabezados por auténticos lacayos del complejo militar industrial y las poderosas corporaciones tecnológicas y energéticas y el nulo respeto que tienen hacia sus ciudadanos.  La conmovedora resistencia de pueblos como el palestino y el yemení han sacudido no sólo la arrogancia imperial sino a las sociedades americanas y europeas que cada vez más se maifiestan en las calles y en redes sociales, además de llevar a cabo un boicot contra toda empresa conectada con los genocidas. Pero lo que más genera esperanza y representa una luz cada vez más potente al final de una larga pesadilla es la Flotilla Sumud que acaba de partir de Barcelona y que se integra por 50 embarcaciones con activistas de 44 países. Esta flotilla fue precedida por otra de menor envergadura aunque igual compromiso liderada por Greta Thunberg, la activista sueca que decidió desvincularse de las corporaciones que la utilizaban para sus propios intereses mezquinos y que en un gesto de enorme valentía decidió encabezar una flotilla de ayuda humanitaria a Gaza. Como muchos sabemos, tanto Greta como sus acompañantes fueron detenidos por el gobierno israelí y posteriormente deportados.  Esta acción vil y violatoria del derecho internacional no sólo le atrajo al matón a sueldo de USA Corporation mucha más animadversión mundial sino que inspiró a cientos de activistas en decenas de países a organizar una expedición mucho más representativa y poderosa, la Flotilla Sumud que ya está en camino a Gaza y que ha despertado la furia criminal de los enloquecidos miembros del gabinete de Netanyahu como el flamante ministro de “seguridad” Itamar Ben Gvir que ha emitido peligrosas amenazas de detener en forma permanente a los integrantes de la flotilla bajo acusaciones de terrorismo.

Estas vociferaciones espumosas y engendradas del enloquecido sionismo-imperialismo que mueve a estos asesinos no sólo han fracasado en amedrentar a los activistas internacionales de la Flotilla Sumud sino que ha generado una creciente presión sobre los agachones gobiernos europeos, principalmente, a los que no sólo sus propias leyes sino el derecho internacional obligan a proteger a sus ciudadanos ante tales amenazas. Sin duda alguna que la participación de figuras ampliamente conocidas como la propia Greta, la gran actriz Susan Sarandon, el nieto de Nelson Mandela, Mandla Mandela, además de diversos grupos de médicos, abogados, veteranos del ejército norteamericano, entre otros, seguirá incrementando susancialmente la fuerte presión que se ha venido generando sobre USA Corporation y su patético representante Donald Trump junto con sus secuaces en Europa como el impresentable Keir Starmer, un redomado sionista del desacreditado Partido Laborista británico; Friedrich Merz, el ex empleado de Black Rock hoy convertido en primer ministro de la decadente Alemania; Emmanuel Macron, el debilitado y patético presidente de Francia; la indefendible Ursula von der Leyen, presidente de la ya inexistente UE, entre otros lidercillos cuyos puestos y ambiciones personales peligran si no se someten a los designios imperiales. Ninguno de estos bufones moverá un dedo para proteger a los activistas, especialmene Trump, obediente del criminal lobby sionista que financió su engañosa campaña.

Gaza y Yemen son, indudablemente, dos poderosos referentes antiimperialistas que están sacudiendo las criminales estructuras de un imperio en decadencia y que podrían desde ya estar marcando el inicio de una nueva era en la que los pueblos del sur global siguen atestiguando cómo la dignidad, el humanismo y el amor por el suelo natal continúan inspirando a un número cada vez mayor de ciudadanos en el planeta que han empezado una amplia rebelión contra aquellos maleantes disfrazados de “gobernantes”  que de no ser detenidos podrían conducir al mundo entero a un mortal desastre ambiental y una conflagración de los que nadie se salvará.

La paz no es solo la ausencia de conflicto, es la presencia de justicia. Martin Luther King Jr.