PREMIO NOBEL DE LA “PAZ” PARA DESTRUIR LA PAZ

La paz no es la ausencia de guerra, es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia. Baruch Spinoza

Aunque cada vez es más claro que el Comité del Premio Nóbel está al servicio del dinero con las cuestionables decisiones de entregar este premio primero al multi-criminal de guerra Henry Kissinger y, posteriormente, a otro personaje de iguales características, Barack Obama, la vergonzosa entrega del Nóbel de la Paz a Corina Machado, una auténtica amante de la violencia, el fascismo y el genocidio sigue causando indignación en amplios sectores de la sociedad mundial confirmando que este reconocimiento carece de valor real y es ajeno a los esfuerzos que desde varias latitudes verdaderos luchadores y héroes realizan para la consecución de la elusiva y cara aspiración de la paz.

En virtud de lo anterior y a título estrictamente personal, creo que aunque el inventor Alfred Nobel tuvo sus merecimientos en el ámbito científico y tecnológico, sus esfuerzos jamás se dirigieron a la búsqueda de la paz y, yo diría, que todo lo contrario, pues su empresa Bofors estuvo siempre dedicada a la producción de hierro y acero para la fabricación a gran escala de cañones y armamento en general. En consecuencia, lo esperable es que se instituyera un premio que llevara el nombre de auténticos líderes amantes de la paz y la justicia, por ejemplo, Mahatma Gandhi o Nelson Mandela, entre otros. 

Por otra parte, no es difícil concluir que la virtual compra de este premio a favor de la Sra. Machado está directamente relacionada con la vieja intención imperialista de remover de la presidencia a Nicolás Maduro quien ha continuado fielmente con el proyecto patriótico de su predecesor y mentor, el Comandante Hugo Chávez Frías. Lo que está detrás de las intentonas del imperio para colocar a títeres en el gobierno de Venezuela es, principalmente, la inacabable codicia del cártel bancario internacional que conociendo la inmensa riqueza que posee esa hermana nación suramericana tanto en los enormes yacimientos petroleros como las igualmente significativas reservas de oro, es justamente la imposición de un títere que le garantice a la banca imperialista internacional el suficiente poder financiero para manipular gobiernos vía préstamos usureros y esclavizantes que, además de asegurarle el control de la riqueza mundial, le restaría peso a la creciente influencia que el grupo BRICS, encabezado por China, Rusia, Irán, principalmente ha alcanzado a nivel global y que amenaza la declinante hegemonía de un imperio genocida y depredador.  

Ya en 2002 hubo un primer intento de derrocar al Comandante Chávez que fracasó porque fue el mismo pueblo y ejército venezolanos los que liberaron a su presidente y lo reinstalaron en el poder. Posteriormente en 2019, estando en la Casa Blanca Donald Trump, hubo otra fallida intentona de quitar del poder a Nicolás Maduro con el ridículo “golpe” parlamentario de Juan Guaidó, quien se autoproclamó “presidente legítimo” de Venezuela y que pronto se convertiría en una figura grotesca y absolutamente intrascendente. No obstante, la violenta embestida contra la Revolución Bolivariana se impuso por la vía de un bloqueo tan agresivo y violatorio como el aplicado a Cuba y que afectó significativamente la calidad de vida de millones de seres humanos y un considerable deterioro de la economía de aquella nación. Y a pesar de toda esta guerra que buscaba provocar gran descontento entre la sociedad para que destituyera a su presidente, esto no ocurrió debido a la profunda formación política de la población cuyo amor y respeto por la filosofía chavista-bolivariana logró que apoyaran a su gobierno y se opusieran al intervencionismo imperial. Y todo parece indicar que el Sr. Trump, sus financiadores y corifeos se niegan a reconocer su fracaso tanto en Venezuela como otras naciones y continúan reaccionando cual serpiente herida (disculpas a las serpientes) dando coletazos enloquecidos con la peregrina ilusión de recuperar la hegemonía que siguen perdiendo.

Las visibles derrotas del imperio en Ucrania y en Medio Oriente, aunque haya mareados que sostengan que es un “triunfo” tanto la muerte forzada de decenas de ucranianos llevados a una guerra ajena a sus intereses y provocada por el brazo armado del imperio, la indefendible OTAN para apoderarse de las inmensas riquezas que posee Rusia, como el genocidio contra decenas de miles de civiles en Palestina a través de su otro matón a sueldo, Israel, han dejado prístinamente claro que el poder único que ejercía el imperio a nivel mundial ha disminuido y que el regimen capitalista imperial se ha devorado a sí mismo y ha generado una nociva desindustrialización y disminución del poder adquisitivo de un amplio sector social en las “democracias” occidentales con el consecuente daño a su economía. La enloquecida política de aplicación de tarifas por parte del Sr. Trump no sólo ha fracasado en reindustrializar a su país sino que ha tenido el efecto contrario tanto en E.U. como en la casi irrelevante Unión Europea. Los intentos de derrocar líderes que estorban el proyecto injerencista imperial pudieron resultar durante la unipolaridad pero definitivamente no estamos ya bajo ese entorno geopolítico sino uno encabezado por un creciente bloque de naciones que ya no están dispuestas a tolerar el intervencionismo imperial y que representa un horizonte mucho más promisorio y respetuoso de la soberanía y el progreso de cada nación.

El mundo sigue cambiando aceleradamente. Las mentiras de la mediocracia corporativa continúan estrellándose contra las verdades difundidas por redes sociales a las que el imperio no ha podido controlar. La resistencia y perseverancia heróicas del Pueblo Palestino y su digna fuerza insurgente Hamas, en la Franja de Gaza, y otras brigadas defensoras de la libertad y derechos de pueblos como el libanés y yemenita; la firme postura de la Revolución Islamica Iraní y su resistencia a las intentonas de control imperialista desde la expulsión del Sha Reza Pahlavi; la inteligencia y firmeza con la que China y Rusia, principalmente, han sabido manejar las perversas intentonas de occidente (G7), han constituido una potente fuerza que contrarresta la violencia injerencista y sigue abriendo los ojos de un número cada vez mayor de ciudadanos del mundo que además de constituir organizaciones y flotillas de ayuda humanitaria para Palestina, han salido por millones a las calles a manifestar su abierta oposición a las acciones genocidas y criminales de líderes completamente controlados por el imperio.

Así que el cartel financiero internacional puede seguir comprando cuantos premios Nóbel quiera. Ni esto ni la propaganda mentirosa cada vez más rechazada por las sociedades mundiales, podrán contra una tendencia irreversible de declive de un imperio que se estrella cada vez más contra la conciencia global y la urgencia de un mundo más justo que garantice la sobrevivencia de la humanidad.

La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensiones: es la presencia de la justicia. Martin Luther King, Jr.