
Donde el agua guarda secretos: mitos y tragedias de la Presa Santa Elena

Se inició y terminó el Encuentro Internacional de Escritores en Durango. Tres días de literatura y lecturas. Tres días de vacas sagradas, becerros en ciernes. Tres días de poetas, novelistas aspirantes al premio Cervantes por descubrir. Tres días de noviembre otoñal, de noviembre de sol lagañoso, con la participación escritores consagrados que vienen a Durango a tomarse unas vacacioncitas todo pagado. A escuchar con ternurita a los escritores locales, algunos de los cuales llevan veinte años escribiendo la obra maestra de la literatura duranguense, sin transcender allende las fronteras alacraneras. Otro encuentro más, sin pena ni gloria.
A estas alturas como para qué sirve sentarse a calentar la silla. Escuchar una mesa de lectura, que a lo sumo te dan máximo quince minutos de intervención. De los cuales diez se desperdician en leer el currículo, que consiste en los diplomas del kínder, los poemitas publicados en los periódicos, la carta de amor que no te atreviste a enviar, los acrósticos escritos en secundaria. Y cinco minutos en la obra literaria del susodicho ¿Es posible conocer a un escritor, sus textos, en tan poco tiempo?
Este formato lleva más de veinte años ejerciéndose, ya es caduco, inoperante. Los que hemos asistido a estos talleres sabemos que la verdadera lectura y aprendizaje, se da en corto, en amenas charlas en una cantina, bebiendo, intercambiando anécdotas, recomendando libros, películas, música. En una reunión bohemia cervecera en la habitación de algún antro o en un depa, ahí es donde está el verdadero encuentro entre escritores. No en las mesas de lecturas. No en las fotitos grupales. O en la entrega de diplomitas Uno se entera de los libros de los escritores, leyéndolos en la intimidad.
Leer es un acto individual. En quince minutos no vas a enterarte de lo interesante de su narrativa. Un escritor se reconoce no por lo que ha escrito, sino por los libros que ha leído, escribió un tal Jorge Luis Borges. La esencia de un escritor es su biblioteca personal, donde nutre su literatura y sensibilidad.
Y nuestros escritores casi no lee ni por equivocación. Este encuentro es más que nada, una fatua feria de vanidades y egos, esperada por algunos para ser tomados en cuenta, para sus quince minutos de fama. Y el resto de año permanecer en un absoluto bendito anonimato.
Estos encuentros por lo general son para pagar “favores” a otros escritores por haber sido invitados a sus encuentros o amarrar una invitación en un dizque inocente tráfico de influencias, diríamos en un castizo directo. Un escritor es los lectores que lo leen. No es andar de fachoso, presumiendo lo que no escribe. Quien crea que en un encuentro va a vender sus libros o darse a conocer, es muy inocente por decir lo menos.
Espacio Libre México

La trasformación del CIIDIR de Vicente Guerrero en el CIIDIR Neoliberal de la Ciudad de Durango / Primera parte

Su caso exige justicia

Esa es una falsa libertad y una falsa democracia

Por eso no tienen futuro. Como diría Juárez: están moralmente derrotados.

“Eso no lo entiende la derecha ni el conservadurismo… porque lo que nos mueve no es el dinero ni el poder por el poder mismo, sino el amor al pueblo y el amor a la patria.”